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¿Tus directivos ocupan realmente el lugar para el que fueron contratados en tu empresa?

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Tendría abundantes ejemplos para mostrarte la dificultad que algunos trabajadores tienen para llevar a cabo las funciones de su cargo por el simple hecho de no haber “tomado” su puesto de trabajo; ese puesto de trabajo que consta en su contrato y que va vinculado a una serie de responsabilidades. Es imposible cumplir con los objetivos individuales si no se ubican en su “espacio”. Verás, con un ejemplo se entenderá mejor.

Los problemas de un nuevo jefe de sección al que no se le caen los anillos

Llegó un nuevo jefe de sección a una empresa. Desde el punto de vista personal no se podría decir más que alabanzas: amable, cariñoso, responsable, con los conocimientos apropiados, trabajador, etc., etc. Tan amable era que como él mismo solía decir, “No se me caen los anillos por ayudar a mis compañeros de trabajo”.

Esa ayuda podría incluir desde cargar paquetes lado de ordenanzas como diseñar el Excel que el auxiliar administrativo iba a necesitar para algún cometido concreto. Tampoco se le “caían los anillos” por conducir él mismo el coche de la empresa obviando la solicitud de conductor, para cualquier visita que debía hacer otras empresas, o realizar tareas de los técnicos por avanzar en el trabajo. Una “ayuda ciega” podríamos decir.

Por otra parte, cuando se presentaba ante algún responsable de otras empresas colaboradoras, solía hacerlo diciendo el diminutivo de su nombre por el cual era conocido entre sus amigos. Ni nombre completo, ni cargo que ocupaba.

Y algo no iba bien. Algunos compañeros hablaban de forma casi despectiva de él. La sección en general se resentía. El estrés le comenzó a pasar factura a pesar de que la carga de trabajo no era extrema, y sinceramente él no sabía exactamente a qué podía deberse.

Cómo logramos solucionarlo

Ejercí de coach y cuando comenzamos a trabajar juntos, una dinámica oportuna permitió ver la causa de su estrés: la imperiosa necesidad de “tomar su sitio”. Tanto sus superiores como sus subordinados necesitaban un “Jefe de Sección” y no un “hombre orquesta”, sin ánimo de quitarle mérito a estos personajes.

No presentarse a otras personas con su nombre y su cargo, era una forma de actuar que respondía a un afán inconsciente de querer reflejar sentimientos de humildad. Cuando pudo ver las consecuencias de sus actuaciones comprendió la necesidad de realizar cambios. No se trataba de volverse un jefe orgulloso, simplemente sentirse UNO con el puesto de trabajo que ocupaba. Progresivamente iba ganando en efectividad.

Tuvo que aprenderse, y no fue fácil dicho sea de paso, el nombre del puesto de trabajo que ocupaba, la jerarquía dentro de la empresa, y hubo de repetirlo una cuantas veces en voz alta y con sentido del humor, para asimilarlo. A partir de entonces abandonó la costumbre de presentarse como ya os conté que hacía, y reconoció que se sentía menos “ninguneado” al contrario de lo que había sentido en otras ocasiones.

También observó creencias subconscientes que le inducían a comportamientos y conductas que no le ayudaban a desarrollar su trabajo con proactividad y asertividad.

Con los cambios que pudo ir realizando, comprobó que día a día su agenda estaba mejor diseñada, contaba con más disponibilidad para sus técnicos, tenía más tiempo para organizar reuniones de su equipo, con sus superiores, y clientes. Todo ello iba creando un clima laboral idóneo para que él y su sección fueran más efectivos y eficientes.

El mal que sufren muchos directivos

Cómo te decía al comienzo de estas páginas, son abundantes los directivos que sufren de este mal; a veces sus actuaciones no se reflejan de forma tan clara como este ejemplo, simplemente actúan desde actitudes poco positivas, víctimas o mártires o incluso de forma altiva con aires patológicos de superioridad.

Ahora bien, lo que caracteriza a todos ellos es que presentan en mayor o menor intensidad síntomas de estrés, dispersión, absentismo laboral…y por tanto bajo rendimiento y resultados irrisorios.

Insisto en que es mucho más frecuente de lo que cabría esperar como se pone de manifiesto en los Cursos de Desarrollo Personal “SINTONIZO CON MI EMPRESA”, que dirijo. A veces se puede resolver mediante dinámicas de grupo y otras veces merecen un tratamiento más personalizado.

De cualquier forma, es necesario cambiar la tendencia, y cuánto antes, para que no se vean afectados los objetivos específicos y generales de tu organización.

El próximo día te hablaré de otra causa de bajo rendimiento en tus directivos que también requiere actuaciones específicas y suele estar muy entrelazado con el problema anterior: LA FALTA DE SENTIMIENTO DE PERTENENCIA.

Gracias por tu atención y a tu disposición.

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